

La Revolución Cubana es el término con el cual se designó el derrocamiento en Cuba de la dictadura de Fulgencio Batista, el 8 de enero de 1959.
La Revolución Cubana dio inicio cuando, Eduardo Chibás del Partido Ortodoxo, siendo el gran triunfador de las elecciones de 1952, se suicidó abriendo un vacío político, que cubriría Fulgencio Batista, que había participado del Movimiento de la Paz, próximo al Partido Comunista, y que para agradar a Estados Unidos manifestó una linea anticomunista mientras aumentaba la represión política contra la izquierda.
En ese contexto, Fidel Castro organizó, el 26 de julio de 1953, el asalto al cuartel de Moncada, en Santiago de Cuba, la segunda guarnición militar del país, una acción que sería el inicio de la insurrección popular para tumbar a la dictadura, pero su fracaso reforzó momentáneamente al régimen. El aumento de la represión aisló a Batista, que en 1954 fue designado presidente tras unas elecciones sin competencia, que distendieron la vida política, gracias, entre otras cosas, a la liberación de Castro y su partida al exilio.

Fidel Castro y Che Guevara.
Inicio de la revolución cubana
En México, Castro organizó la expedición del yate Gramma que desembarcó en Cuba en noviembre de 1956. Pese a su derrota inicial, Castro y su Movimiento 26 de Julio (M-26) crearon un foco guerrillero en Sierra Maestra, provincia de Oriente, que sería la base del Ejército Rebelde.
El M-26 había surgido de la izquierda del Partido Ortodoxo con una ideología igualitaria, socializante, nacionalista y antinorteamericana. Mientras la guerrilla se consolidaba en la sierra, la oposición urbana también creció y comenzó a desarrollar acciones armadas en las ciudades, en un contexto en que la represión contra los militantes antidictatoriales no dejaba de crecer.

El pueblo cubano se moviliza durante la revolución para acabar con la dictadura de Fulgencio Batista.

El general Fulgencio Batista.
En 1957 la guerrilla de Castro había logrado una cierta entidad, pero aún no estaba en condiciones de impulsar la insurrección que acabara con Batista. Su propuesta de huelga general fracasó en medio de la indiferencia popular y por la falta de apoyo de los sindicatos oficialistas y comunistas. El Partido Comunista, conocido como Partido Socialista Popular (PSP), rechazaba la táctica insurreccional. Lentamente la guerrilla salió de su aislamiento gracias a una ofensiva militar en los llanos, con quema de cañaverales y destrucción de cosechas.
La apertura de dos frentes guerrilleros, al mando de Raúl Castro y Juan Almeida, y la coordinación de las acciones militares por Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara, consolidaron el avance revolucionario, mientras la integración militar del PSP en el M-26 aumentaba la agitación urbana. Por su experiencia en la lucha revolucionaria y su mayor protagonismo, los cuadros comunistas ocuparon puestos claves en el M-26 y controlaron el Ejército Rebelde con el aval de Fidel y Raúl Castro. Este es uno de los elementos que explica el rápido giro prosoviético de la revolución tras la toma del poder.
Caída de Batista
En Julio de 1958, el Pacto de Caracas consolidó la coalición anti-Batista y aceleró la caída de la dictadura, ya sin apoyo de Washington, que desde abril no le enviaba armamento.
En agosto comenzó la ofensiva final y el 1 de enero de 1959, con el pueblo en la calle y enarbolando las banderas de la moralización, el nacionalismo y el antiimperialismo, los seguidores de Castro tomaron La Habana.
Fidel Castro toma el poder

El antiimperialismo y el nacionalismo se convirtieron en los ejes del discurso revolucionario (“Patria o muerte” es la principal consigna del régimen), que adoptó el marxismo-leninismo, y Castro señaló que en Cuba sólo se podía ser revolucionario si se era comunista.
Ernesto Che Guevara (izquierda) y Fidel Castro.
Tras su integración en el bloque soviético, Cuba puso en marcha políticas igualitarias para construir el socialismo, un objetivo al que todavía no ha renunciado.
Algunas explicaciones insisten en que la oposición norteamericana al rumbo socializante de la Revolución explica el giro prosoviético, pero lo cierto es que estas tendencias estaban respaldadas por Castro y muy asentadas en parte del núcleo dirigente del M-26.
Fuente: Mi historia universal.
El respaldo popular del M-26 le permitió a Castro hacerse con el control de la situación para impulsar transformaciones políticas, sociales y económicas. Comenzó así un proceso revolucionario, caracterizado por el tradicional nacionalismo cubano y con un gran consenso entre la población. Sin embargo, en muy poco tiempo Castro impulsó un giro autoritario, de un fuerte contenido personalista y marcado por su liderazgo y su carisma.